SECUELAS Y EFECTOS DEL MARATÓN

Un maratón es algo mayúsculo. Es un gran reto. Supone un gran esfuerzo. Conlleva una gran recompensa incluso para aquellos que no alcanzan la meta. La satisfacción de haber sido capaz de intentarlo.

Si la maratón es un mar de sensaciones, los kilómetros 38 al 42 del pasado domingo fueron, otra vez, un océano de vida y agonía y ... vida. En algún instante llegué a una profundidad considerable, en la que me planteé si sería capaz de volver a la superficie. Afortunadamente, los Enriques me acompañaban (Montiel y Clares) y charlando lo necesario, no más ... ni menos ... siempre llegábamos a la siguiente esquina.

Recogiendo la fuerza de quienes desde la acera animaban e informaban que la meta estaba muy cerca ... se rebasaba un nuevo semáforo parpadeante. Por cada corredor que nos adelantaba en los últimos tres kilómetros, dejábamos atrás a muchos más.

Pero ya iba a punto de gripar, cuando vi a "Icue" al final de la Av. Blasco Ibáñez. Un gran corredor como el forofo del Efesé me grita "¡¡¡Vas bien Paquito, ya lo tienes!!!" y me lo creí. Corriendo los últimos centenares de metros a lo largo de un pasillo de escasa anchura formado por el público y con su aliento en el cogote reviví. A poco menos de 150 metros de la meta alguien me esprinta ... y no, hoy no, en la alfombra amarilla ya no más adelantamientos. Alargando la zancada la meta se me avalanza y ya.

Una más, una menos. Abrazo a los Enriques cuyo kilómetro final ha sido apoteósico.

¿Después? Sangre, algo de dolor, mucha satisfacción y fruta que sienta como una bendición.

Hoy un día especial, bajo los efectos del maratón. Sensaciones anormales pero agradables y alguna pequeña secuela que aparece bajando escaleras, especialmente. Nada grave.

¿Nada? Quizá sí, pues inopinadamente, me ha ocurrido algo y acabo de leer un email enviado con el siguiente texto...

Esta tarde, durante 5 minutos, he podido contemplar el cielo. Me hubiera gustado poder tomar algunas fotografías. Entenderías mejor lo que te voy a decir, pues mientras el aire fresco envolvía mi rostro y respiraba, me he sentido en otro lugar. Y he decidido ir.

Me encantaría que me acompañaras.
30 de abril.
80 km en 24 h.
Desde Castell de Guadalest hasta Alcoy, por el itinerario que encontrarás en esta web. Ruta que incluye, por ejemplo, contemplación desde muy cerca del majestuoso Benicadell.
Saliendo a las 12 de la noche del viernes, para acabar antes de las 12 de la noche del sábado.

http://www.utmda.com/T_mitja_lluna.php

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