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Maravillosa experiencia la compartida con Dani, Miguel, Nick, Nina, María José Calonge y Tania, más los supporters Mari Sol, Ana, Pepa y Keith el pasado fin de semana en la siempre beautiful England.

Regresé a Ifield, ese pequeño y afortunado rincón donde residen Nina, Keith y Nick, nuestros amigos. Gente genial. Me alegré al volver a ver y saludar a Wendi, en la que creo que fue nuestra tercera carrera coincidente (tras The Trundle y Dorking, en mayo 2010). Bailé de nuevo hula-hop y me deleité con un pastel de fresas marca de la casa ... de Nina, of course. Y volví a pisar la playa empedrada de la acogedora Brighton (os la recomiendo).

Sobre la carrera y su entorno, decir que es una maravilla es poco. La organización fue perfecta. Comenzando por el lugar de recepción de los corredores y estacionamiento; continuando con las instalaciones donde tuvo lugar la recogida de dorsal y el chip, con disposición de aseos o meódromos y guardarropa. La salida tenía lugar a cierta distancia, unos 5 minutos andando en agradable paseo. El lugar de salida estaba muy correctamente señalizado y dispuesto. Tras el inicio, creo que a poco menos de media milla, inmediatamente comenzaba el recorrido circular a lo largo del que casi siempre por sendas, senderos y caminos, atravesamos campos, bosquecillos y bosques, teniendo siempre a nuestra derecha la referencia del lago con sus barcas de vela, canoas, y otras embarcaciones.

La carrera es levemente ondulating y se hace durilla. Es aconsejable reservar, pues su segunda parte es más exigente que la primera. Casi al final nos encontramos con tres hills cuyos ascensos muchos realizamos walking en lugar de running. Conviene estar atento a las irregularidades del suelo, pues raíces y pequeñas ondulaciones se convierten en obstáculos tropezables, como Tania comprobó. Especialmente conforme avanzan las millas y el cansancio, se acentúa la tendencia al tropezón.

Llegar a meta en estas carreras extranjeras me produce cierta desazón. Aquí, en The Bewl, no fue diferente. Alegría también, claro, por supuesto, pero también algo más ... Es saber que está cumplido el objetivo. Que el viaje llega a su fin. Que en breves horas será momento de despedidas y dejaré de estar ahí, con esos amigos especiales. Que esos hermosos paisajes del antiguo y muy sugerente Reino de Sussex (West y East, junto con la atractiva Brighton y Hove) serán pronto algo así como un sueño. Pero bueno, siguiendo con la carrera, decir que el avituallamiento final, a base de infinidad de cakes y dulces tipicamente ingleses, es genial. Y el ambiente, con una gran banda de música en perfecta disposición tocando tonadillas en vivo y en directo sobre el grass que lo cubre todo, alucinante. Parecido a la peli El gran Gatsby.

Como no podía ser de otro modo, durante la posterior comida Dani y yo, con la ayuda de Calonge y la complicidad de Nina, Tania, MariSol e incluso Nick y Miguel, diseñamos futuras aventuras. Lástima que el año sólo tenga unos 52 fines de semana!!!

Conclusión: Si podéis, no os perdáis The Bewl 15. Merece la pena.